¿Has jugado alguna vez al "Dí tío"? Bien. Pellizcas el brazo del otro hasta que alguno de los dos grita "¡TÍO!". Obviamente, quien grita antes, pierde. Y tú siempre ganas y sin embargo, no me importa, aun que no sepa quien pellizca más fuerte. Por que será cuestión de defectos o de personalidades que chocan demasiado por la atracción que ejercen. Enfados o rabia. O inmadurez. O tal vez todo a la vez en bocas demasiado pequeñas. Cosas que se sueltan solas por un calentón pasajero. Y al final echar de menos y un vacío en el pecho. Y yo no sé tú, no quiero acostumbrarme a esto. A nuestras rarezas y a matarnos entre las dos muriendo cada una un poco más. Acepto tu cara mala y necesito tu cara buena. Por favor.
Por que soy fuerte hasta que dejo de serlo.
EME, con el alma al borde de la rendición pidiendo un "quiéreme".
No hay comentarios:
Publicar un comentario