Tengo 16,
ganas y pocas cosas claras. Una de ellas que la quiero. Mucho. También la necesito.
Mucho. No sabéis cuánto. Días especiales como éste en los que haces
inventarios, y te comes los horarios y los imposibles para restar distancias y
sumar sonrisas, como las tuyas y las mías dentro de poco. Un billete y dos
orejas pegadas al teléfono durante horas. Y es que esta chica viene del verbo
sonreír y se conjuga como quieras y cuando quieras, o mejor dicho, cuando solo
te salvan sus carcajadas. Sabe lo que quiere decir si hablo de crisis, de
imposibles, de aeropuertos y planes. Mil millones. A aburrir. Hablo de la única
que me cambia, me mejora y me calma. Nunca he sabido sus cómos, solo sé que ríe
por todo. Se ríe si me enfado y yo me enfado más aún, y luego no nos hablamos,
y me pone de los nervios. Y algún día moriremos en alguna de estas, pero me
arriesgo, me arriesgo porque sé que luego resucito si me abraza. Sus abrazos
mágicos con receta secreta. Esos que llevo guardados en cada rincón de mi maleta.
Con ella no existen ninguna montaña demasiado alta, o ningún lugar demasiado lejos.
Se come los “no puedos” y escupe posibles increíbles, siempre.
Pero
poco a poco se nos van agotando los días del calendario mientras que mi
hiperactividad le echa un pulso a su paciencia. Y cada vez queda menos para el
final del mundo mientras seguimos recorriéndolo, asaltando nuevas ciudades,
empapándonos de nuevas personas, pero solo si es con ella de la mano. Porque cuando
ya no crees en nada, ella llega y le da sentido a todo. Pilas o mejor aún, propulsores
o de algo parecido hablo si la intento definir. También podría hablar sobre los
polos opuestos. Que yo no puedo estar un minuto quieta, soy como un cometa o un
pequeño terremoto, la que todo lo pierde, lo olvida o lo rompe. Sí, un desastre. En cambio ella, no conoce el estrés, no entiende de prisas ni desorden, se lo toma con calma y me calma a mí. Es la única
que encuentra todo lo que pierdo, la única que me dice “relájate” y le hago
caso. Y ahora viene mi teoría: que estamos unidas por alguna ley del universo,
que atrae a opuestos, que complementa pequeños desastres naturales para conseguir
algo bien hecho, algo genial, algo que yo llamo AMISTAD.
“Nena,
tú eres como un amanecer en la playa, como los chupitos de los sábados, mejor
que las estrellas fugaces y las fiestas de disfraces”.
De lo
bueno, lo mejor.
De lo
mejor, TÚ
BFF
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