viernes, 3 de agosto de 2012

Verano suicida

No empezaron con mal pie los 17, si no con pies raros. Un esmalte amarillo detrás de tus orejas. Un montón de baldosas por testigo. Se estaba acercando la actuación final. Y cansados ya del guión, improvisamos dando pasos de ciego por asfalto a pleno sol. Y ardiendo ya, me sobraron recuerdos y me faltaba la ropa.
La coherencia brillaba por su ausencia, si mi boca te decía a gritos que sólo pedía una tregua, y a tus espaldas, en silencio,  mandaba misiles de guerra. Esa que acabó hace tiempo. La misma que puede volver a empezar en un cruce de miradas ausentes. Como el amor que ya no nos queda. Como darse cuenta de que costumbre y necesidad, ya no van cogidas de la mano, y que ya no es ni una ni otra. Ni amor,si quiera. Me mantengo en la frontera alzando un pañuelo blanco, no existen canciones de guerra que puedan contigo. 

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