viernes, 22 de junio de 2012

'Sola no comprende la vida'

Y ya van diecisiete primaveras desde que la chica fácil más dificil se pasea por el mundo con planes para asaltarlo. Bastaron tres primaveras para que me pillase a mí, a mi sentido común, del humor y hasta el del ridículo. Bastaron tres primaveras para convencerme de que iba a quedarse de por vida. Ella es la que me enseña a vivir sola, pero con ella. Que no puedes fiarte de los chicos que arrasan tu habitación un viernes por la mañana y esa misma tarde desaparecen. Yo la decía que el amor existe y que no es cosa de locos, que dejase que yo la quisiera un poco, que aun que a veces podíamos llegar a ser insoportables, también eramos invencibles, a prueba de bala y cañón, de rutina y de veranos separados. Me hablaba de quirofanos y hospitales, mientras yo llenaba con letras toda su cabeza, mientras reinventaba toda su filosofía.
Me hablaba de mi fragilidad mientras yo me protegía en su coraza, buscaba un poco de amor tamaño XXL en cada límite. En el último año, en los días que se tachaban, en los exámenes que nos follaban y luego, tampoco llamaban. En cada discusión, en cada semana insoportable o en cada semana inolvidable, en cada fin de semana o en cada fin de año, en las recaídas, en las idas y en las venidas, entre no saber qué queriamos pero consolarnos por que nos teníamos a nosotras. No sabíamos que queríamos, pero si lo que no, separarnos, y eso, como suele decirse, es lo importante.

Felicidad es.

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