Aún le sigue sorprendiendo la capacidad que tiene él de volver a levantar el muro, o como escribió en él algo tipo “a otra cosa mariposa” o “si te he visto no me acuerdo”. Creo que ella hasta pidió ser un poco así por navidad. Qué lástima. Mira que había cometido errores en su vida, pero él era el más grande y el más arrogante. Ya solo quedaba elegir: escombros o indiferencia, dejar las heridas a carne viva o hacerse con tiritas tamaño XXL.
En su reproductor sonaba que el
mundo estaba del revés ese fin de semana y que había que buscar cordura.
Entonces descubrió que las resurrecciones existen y las lágrimas no son
infinitas, se agotan o en su defecto, se evaporan. Dejó que fuera el tiempo quien jugara la
partida de bolos y derribara los daños. Que fueran los meses quienes pusieran a
cada uno en su sitio, mientras ella buscaba el suyo. Aunque todo eso le quedara
grande, recogió los restos del desastre, para que no quedara ni uno a la vista,
los metió en una caja y los guardó al final del armario.
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