domingo, 6 de noviembre de 2011

Las cosas pequeñas que ya no nos quedan.

Dieciseís escalones. Un timbre. Odiaba esa canción. Una puerta se abre,sin caer en la cuenta de cuántas se cierran a la vez. Es el mismo que siempre,la camisa desabrochada,los pantalones bajos...encajan perfectamente.Y la mirada tampoco ha cambiado,inmensa,profunda,como un pequeño mar en expansión.

- ¿ Puedes bajar el volumen ? En este bloque todavía hay personas que no están sordas.

Y sonríe. Y la sonrisa tampoco ha cambiado. Y echa por tierra todos tus intentos de querer parecer indiferente. Y tú, ahí, pisando ese felpudo viejo, en sudadera y con esa coleta tal vez demasiado mal hecha. Y qué cojones pretende.

+ Puedes bajarlo tú sola. Venga, pasa.
- No me hagas perder el tiempo. Estoy muy liada,sólo he subido para que lo bajes un poco, que molesta, y encima es horrible.
+ Si pasas,te dejo elegir,la que tu quieras. Va en serio.


¿ Qué pretendía ? Lo nuestro había acabado. Y hace tiempo. Y lo habiamos superado,y con creces además.
Y qué hacía yo ahí parada. Me esperaban unos límites y derivadas exactas ahí abajo,aunque con la esperanza de que estos límites no fueran tan dificiles,no más que los que tenía por delante. Y tampoco han cambiado.

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