domingo, 13 de noviembre de 2011

Mi pequeña M.


Las personas pequeñas hacen cosas grandes, como ELLA. Ella es mejor que un helado con extra de chocolate, mejor que un ataque de risa incontrolado y mejor que los tacones más bonitos del mundo. Aparece un otoño y desde entonces tu vida es todos los contrarios a la palabra aburrida. 
Que son ganas un viernes, vestidos con el pelo suelto y bonito un sábado y un poquito de locura un domingo. Conciertos, risas que encajan a la perfección y conversaciones.

Con solo una sonrisa mi cabeza se volvio loca. Porque te quiero como el mar quiere a un pez que nada dentro dándole de respirar, porque por amarte tanto muero yo, porque le escupo a la luna para que alumbre tu vida para decir con luz blanca y sincera que esta noche voy a morirme a tu vera y que nos sobra el amor. Mis raíces en tus huesos, el sueño de quererte y dejar de ser inerte, esos vaqueritos rotos y esos vestidos cortos de vida alegre hacen que el noventa por ciento de mi se vaya con  tu cuerpo. Que tu y yo somos un cóctel mortal, barbies de extrarradio, locas, borrachas, perdidas, las de la calle la pantomima, donde las ostias nos sepan a caricias. Pero hablando en plata y soñando en oro nos tenemos la una a la otra caminando por la vida pues el llorar nunca me hace daño mientras tu no llores pequeña M. 





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