Esa cosa te persigue, te mira, te escupe en la cara y te pega en la tripa. Y tienes ganas de hablar de él a todas horas. él, él, él hasta en la sopa… Y te das cuenta que no hay nada mejor que estar a punto de escupir una mariposa. Y le ves y te tiemblan las piernas, y tu piensas ¿estás tonta? Pero los nervios son irremediables y solo te queda esa sonrisa tonta que tanto odias.
Pues amiga mía… Malas noticias… Creo que estás enamorada. No sé qué te habrá hecho esa chico para que necesites darles tantas vueltas al asunto, pero… Un consejo: no le pierdas. Ahora mismo, él, es el motivo de tu sonrisa.
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