domingo, 7 de diciembre de 2014

Esa locura preciosa

De esas,
de la que ríe a carcajadas,
sin silenciador de ruidos.
De la que quiere a patadas,
y hasta le queda bonito.

De esas que llegan al miocardio,
le bailan a tu diástole,
te arañan la sístole
y rozan el orgasmo.
con solo mirarlo.
 
De las que siempre llegan tarde,
se pierden en la Complutense,
rozan el desastre
y le encanta que la piensen.
 
Tan Blackbird, tan Honey pie,
tan vuelacabezas, pestañas largas.
Tan llena de pajaros
y a veces, tan bien amueblada.

Tan aleatoria, como su reproductor de sonrisas
Tan indecisa, como sus huellas en mi camisa.
Un poco turista, inconformista,
Se hace la lista.

Sabe volar a ras del suelo,
sin luces de freno
y esquivarme las caricias
sin quereres ni malicia.

Ella sueña con un Madrid más caliente en enero,
que la sonría los días feos,
que se guarde el amor en los tejados,
para todos esos gatos mojados.

Ella busca canciones que hagan el mundo
un poco menos mundo
y los diciembres
un poco más profundos.

Y mientras, yo intento imaginarme
Como podía llevar los poemas al baile
Como podía saber de medicina
y hacerme escocer tanto las heridas.

Os hablo de la chica de los cortocircuitos,
la de las descargas de cosquillas.

Electrificadas hasta sus mejillas,
Y yo,

enganchado a sus calambres.

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